Ser padre es absolutamente maravilloso, bastante desafiante, a veces (muy) fatigoso, increíblemente divertido, increíblemente gratificante y completamente absorbente. El amor que sientes por tus hijos no se puede describir fácilmente con palabras.
Hay pocas personas a las que tu hijo admire más que a ti. ¡Y lo que haces vale más que lo que dices...! Y además de la enorme responsabilidad y de todo lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer, es importante recordar que ninguno de nosotros es impecable ni perfecto, y a tu hijo también le vendrá bien aprenderlo.
¡El lenguaje del amor es el mejor!
Crecer con un padre cariñoso que dice y demuestra que quiere a su hijo es un maravilloso punto de partida en la vida. Y lo que se da, también se recibe en abundancia. ¡Los niños son maravillosamente confiados y cariñosos!
El casa es donde está el corazón
dice un antiguo refrán. Y hay mucha verdad en ello. Es tan hermoso e importante para los niños que, cuando uno está en casa, está presente y conectado con ellos, ¡y eso también es tan hermoso para nosotros los adultos! Crear un hogar lleno de amor es esencial para los niños. El mundo entero está aquí porque ellos están en sus primeros años - y eso debería ser siempre una base segura y buena - hasta que dejan el nido como (relativamente) adultos. Ese tiempo, ese dolor. ¡Recuerda que la vida es AHORA! Fácil de decir, más difícil de cumplir. Pero los niños son buenos en eso, viven en el presente, y pueden guiarnos a los adultos ¡Y a ti! Guarda el móvil en el pasillo o enciérralo en un armario, porque sí, puede robarte mucho tiempo precioso!
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Incluso las fronteras son amor
Es mucho más fácil decir sí que no. Muchos síes ni siquiera son claros para los niños; necesitan previsibilidad y marcos claros para saber qué está bien y qué no. Tú eres el adulto que debe ser el "líder" cariñoso. Un trabajo y un papel que pueden ser todo un reto.
Paciencia...
Lo sabemos muy bien, pero puede resultar bastante difícil; en lugar de precipitarnos enseguida cuando los niños necesitan ayuda, es bueno que puedan intentarlo por sí solos, aprender a afrontar la situación con nuestro apoyo al margen; así los niños aprenden a lidiar con todas las diferentes emociones y situaciones y no menos importante; ¡para que el niño pueda sentir una sensación de control!
Mostrar emociones es precioso... ¡e importante!
El dicho "los niños grandes no lloran" pertenece a otra generación. Es sano sentir tus sentimientos, tanto los buenos como los malos. Mostrando sus sentimientos, el niño aprende que es lícito, formas de expresarlos y cómo reaccionar ante los arrebatos emocionales de los demás.
Ver las pequeñas cosas puede ser muy grande
Encontrar valor en los pequeños momentos cotidianos es muy importante en la vida, en muchos sentidos; tiene su razón de ser, nos sentimos más satisfechos cuando nos centramos en las cosas positivas, y nos volvemos aún más conscientes de las cosas buenas, ¡una bonita espiral! Además, nuestros hijos aprenden de nosotros, por lo que podemos influir en gran parte en la forma en que nuestros hijos experimentan el mundo. El perfume de la hierba recién cortada. Una agradable brisa de verano. La vista desde arriba en un viaje: las hermosas nubes, el hermoso horizonte, los hermosos colores. La sonrisa de un desconocido. La risa que te has echado con un buen amigo. Una perla brillante. El olor de los churros y chocolate. Las pequeñas cosas que conforman la vida.
Y aquí es donde los niños son increíblemente buenos. Los adultos podemos aprender mucho del empeño de los niños y de su búsqueda constante de tesoros cotidianos. Tesoros que animan nuestras vidas con significado, presencia, felicidad y que podemos compartir estas experiencias juntos. Los niños crecen cuando somos capaces de entrar en su mundo y compartir sus visiones y perspectivas mágicas. Y nosotros, los adultos, ¡también!
